Alrededor de las 2 de la tarde, después de una hora de viaje, llegamos al Westminster Millenium Pier para hacer un crucero que nos llevaría por el Támesis... No se puede pasar por Londres sin un paseito así.
Desde el río se pueden ver muchas de las atracciones más conocidas de la ciudad desde una perspectiva totalmente distinta a la que se aprecia por tierra. Ver al Big Ben y la cúpula de St Paul es alucinante; pasar por debajo del Tower Bidge con la Torre de Londres al lado o mirar el skyline que forman las nuevas edificaciones de Canary Wharf (que contrastan con el resto de la ciudad) hacen que navegar por el Támesis (nos sorprendió su limpieza) sea una experiencia imperdible y totalmente recomendable.
Podemos agregar que tuvimos otro guiño del clima, la tarde estaba hermosa, más la tranquilidad del rio hicieron que nos relajemos y podamos disfrutar al 100%.
Desde el agua, el puente, se ve así...
Una hora navegando nos depositó en Greenwich. Nos pareció muy lindo, lástima que no tuvimos mucho tiempo para conocerlo y perdernos en su hermoso parque...
Su centro histórico forma parte del Patrimonio de la Humanidad y realmente vale la pena acercarse hasta ahí, aunque sea para un recorrido rápido... como el nuestro.
Recorrimos el Greenwich Park, un espectacular e inmenso parque
dentro del que vimos el Royal Observatory, el Old Royal Naval College y la Queen's House... Además está el National Maritime Museum el cual no pudimos visitar... Hay de todo!!!
Old Royal Naval College: construido como hospital para recibir a los marineros heridos en guerra. Se mantiene casi igual la edificación que la original construida entre 1696 y 1704.
En este museo se expone, entre otras tantas cosas, el uniforme que usó el Almirante Nelson durante la Batalla de Trafalgar, que aún conserva el orificio de la bala que le causó su muerte.
Las sillas eran de madera y las mesas eran toneles estilo navio del siglo XVI. Había una buena variedad de cervezas y el personal era muy correcto.
Nuestra parada fue corta, un par de pintas, ya que debiamos llegar al O2 y conocer la British Music Experience.
Para llegar nos tomamos un bus y en 5 minutos estabamos en la estación North Greenwich, a pocos metros del gigantesco O2 (tal vez la única decepción que nos llevamos de Londres). El lugar es una carpa gigantesca que cumple la función de un centro de entretenimientos. Si bien esta bien mantenido, el O2 estaba semi-desierto, los locales eran muy frios y, para colmo, la British Music Experience estaba cerrada para un evento privado. Poca vida, poca onda, aburrido... no valió la pena...
Mas allá de este pequeño traspie, nuestro tercer dia en Londres fue inolvidable.