Pero el café no se queda atrás en cuanto a belleza... Es un poco caro pero vale la pena sentarse a tomar algo, al menos, unas cervecitas como hicimos nosotros para admirar su interior, toda una obra de arte...
Antes nos acercamos hasta la estación Boráros tér para recorrer la calle Ráday, una zona con varias opciones gastronómicas así que haríamos por allí nuestra parada para cenar. Después de dudar un rato dónde entrar elegimos un lugarcito de comida italiana para pedirnos unas pastas. La atención fue muy cordial lo único malo fue que no nos gustó para nada la comida... una lástima, hasta ahora no habíamos tenido problemas de ese tipo.
Ahora sí, a relajarnos con el agua termal!
Fuimos a Rudas Gyógyfurdo y vivimos una experiencia buenísima y muy rara... De noche y todos sumergidos en el agua!
Alquilamos unas toallas y nos cambiamos en un gabinete individual que te dan con llave así que uno puede dejar tranquilo sus cosas ahí.
Es uno de los baños termales más lindos de la ciudad y fueron creados en el siglo XVI.
Nos metimos en algunas de sus piletas y comprobamos que cada uno tenía una temperatura distinta. Relajamos en esas aguas nuestros pies que ya a esta altura del viaje empezaban a sentir las horas caminadas en cada ciudad que visitamos...
Nos sentíamos muy felices por haber pasado unos días más que lindos en una ciudad increíble como es Budapest!