Nosotros no entramos porque el ingreso era hasta las 16hs pero vimos su fachada y su entrada donde se pide guardar silencio... Y lo cumplen porque es, realmente, un lugar muy calmo en medio de una zona muy transitada.
Dimos unos pasos ya estábamos en la plaza Spui, una de las más famosas de la ciudad. Está llena de librerías (incluyendo la más grande de la ciudad) y los viernes cuenta con un Mercado de libros donde pueden encontrarse algunos en español e inglés. Digamos que es un paraiso para los que aman la lectura. También tiene un Mercado de arte pero los domingos donde los propios artistas ofrecen sus obras.
El símbolo de esta plaza es la estatua llamada Het Lieverdje, que representa a la juventud de Amsterdam.
En la Muntplein se encuentra la Munttoren (Torre de la Moneda) conocida también como Casa de la Moneda. Es una imponente torre construida entre 1480 y 1487 y luego del gran incendio de 1618 tuvo que ser reconstruida.
Muy cerca de aquí, se encuentra el Mercado de Flores (Bloemenmarkt), fundado en 1862 aunque en su ubicación actual está desde 1883.
En esta oportunidad, sólo lo vimos desde enfrente porque la visita al mercado la teníamos planificada para más adelante.
Nuestro próximo paso fue llegar hasta Rembrandtplein, una plaza llena de gente, de bares, restaurantes y boliches... es donde se concentra gran parte de la vida nocturna de esta animada ciudad. En medio de la plaza, como su nombre lo indica, hay una estatua de Rembrandt.
Acá ponemos unas fotos de esta zona...
Ya estabamos de vuelta en Leidseplein y paramos a hacer un brindis (no sería el primero ni el último del día!). La oferta es enorme y estaba todo bastante lleno en la parte de afuera (recuerden que no se puede fumar adentro) así que elegimos un bar donde justo estaban libres dos lugares, y que nos permitía plena visión del movimiento de la zona.
Por todos lados había lugares donde podríamos comer algo de parrilla, llamados Argentinian Grill. Elegimos uno llamado Rancho VII sobre Korte Leidsedwarsstraat, total, por más flojo que fuera al menos comeríamos carne... y la extrañabamos. Estaba rica la comida aunque realmente era un poco cara.
Pero todavía no nos queríamos ir a dormir.... Volvimos al mismo bar al que habíamos ido a tomar algo antes, el Cafe de Waard aunque esta vez estuvimos adentro.
La pasamos bárbaro! El lugar se llena de gente y en su mayoría no son turistas sino que son lugareños lo cual nos gustaba aún más.
Lo bueno de esta ciudad es que tienen realmente incorporado el inglés como si fuera su idioma original y uno puede relacionarse con gente con quien, quizás, no se podría ni cruzar un saludo... es muy raro el holandés!
Muchos bailaban y otros sólo tomaban algo; nosotros, entre copa y copa la pasamos bárbaro y nos morimos de risa. La música era muy variada, desde electrónica a reggaeton, tambien clásicos pop... hasta Ritmo de la Noche!!!
Una noche muy divertida en una ciudad muy divertida.
A dormir, mañana nos espera un nuevo recorrido por la ciudad de las 600.000 bicicletas!